🎓 “La universidad colombiana tiene que poner el conocimiento al servicio de los procesos sociales”

Recientemente, la Universitat ha recibido la visita de la directora de postgrados de la Pontificia Universidad Javierana de Cali, Martha Cecilia Álvarez Hincapié, y de la decana de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Comunicación, Alba Luz Rojas Martínez

Fecha: lunes, 07 de noviembre de 2016 a las 17:45h

“La universidad colombiana tiene que poner el conocimiento al servicio de los procesos sociales”

Recientemente, la Universitat ha recibido la visita de la directora de postgrados de la Pontificia Universidad Javeriana de Cali, Martha Cecilia Álvarez Hincapié, y de la decana de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Comunicación, Alba Luz Rojas Martínez. Su presencia es consecuencia de los lazos establecidos a raíz de la estancia que el vicedecano de Publicidad y Relaciones Públicas, Andreu Barrabino, realizó la pasada primavera en Colombia con el propósito de poner en marcha el proyecto de investigación ‘La Comunicación para construir puentes de interculturalidad en el proceso de paz en Colombia’, que se enmarca dentro de una línea de investigación más amplia denominada ‘Investigación sobre conflictos interculturales’.
La presencia de estas dos académicas colombianas dio pie también a conocer más profundamente la realidad social y educativa de Colombia en un momento en el que el país experimenta grandes transformaciones.

¿Qué rasgos distinguen a la Pontificia Universidad Javeriana de Cali dentro del sistema universitario colombiano?

Alba Luz (A.L.): La universidad tiene dos sedes, una en Bogotá y otra en Cali. La nuestra es una universidad regional, más pequeña, con cerca de 8.000 estudiantes, cuatro facultades,  veinte programas de pregrado y cerca de treinta de postgrado. Nosotras pertenecemos  a la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales, seguramente la más diversa que tiene la universidad, en la que se imparten estudios en las áreas de Psicología, Derecho, Comunicación, Ciencia Política, Filosofía, Arte, Arquitectura y Diseño.

¿Qué afinidades aprecia entre su universidad y la nuestra?
A.L: Fundamentalmente, en la relación profesor-estudiante.  Durante la visita a vuestra universidad hemos tenido ocasión de ver cómo se tratan los casos que conciernen a cada estudiante. Ambas instituciones tenemos en cuenta las características y necesidades de cada alumno, y ahí es donde encontramos un punto de coincidencia con el proceso pedagógico que se vive en ambas instituciones.  

Martha Cecilia Álvarez (M.C): Para buscar ese acompañamiento, nuestra universidad cuenta también con un grupo de profesores denominados ‘consejeros académicos’, que son profesores formados por la universidad para ejercer ese rol de acompañamiento a los estudiantes. Es una figura central de todos los programas y análoga a la que hemos observado en vuestros tutores.

¿Cuáles son los principales retos que tiene actualmente la universidad colombiana?
A.L.: Los retos vienen marcados por la situación que vive actualmente el país, algo a lo que somos muy sensibles. Buscamos que nuestros docentes se hagan eco de lo que estamos viviendo, que nuestros investigadores estén implicados en encontrar procesos que favorezcan el momento histórico que estamos viviendo. Es decir, que, a través de la academia, nosotros podamos contribuir a la transformación del país y aportar a la recuperación de las personas. Y cuando decimos recuperación de las personas nos estamos refiriendo a todos, a los que durante muchos años han padecido la violencia y también a los que la han generado, que, de alguna manera, la han padecido también. Unos y otros necesitan que las universidades pongamos el conocimiento al servicio de los procesos sociales y culturales.

¿Qué tipo de proyectos pueden contribuir a la pacificación?

A.L: Podríamos mencionar el Programa ‘Educación para la paz’ (EDUCAPAZ) que implica a una alianza de instituciones preocupadas por lo social y que se enfoca a educar para la paz, tomando con referencia a los profesores rurales. Ellos serán quienes puedan ir transformando las nuevas generaciones para que pueda recuperarse el campo y sanar los dolores que han tenido durante tantos años.

¿El proceso de paz es irreversible?

A.L: Es irreversible porque desde el punto de vista social ya estamos comprometidos con muchas comunidades. Quienes menos hemos sufrido la violencia estamos comprometidos con quienes más la han padecido. Se han generado unas expectativas y no podemos defraudar a todas las comunidades que están esperando el cambio.

En el aspecto político, la negativa a refrendar el acuerdo también puede dar la oportunidad de que éste sea más amplio el acuerdo, puesto que las personas que votaron negativamente podrán ahora hacer una aportación para que este compromiso sea más incluyente.

M.C: El país tiene una deuda muy grande con los jóvenes y los niños. Es el momento de pagar esa deuda. El conflicto se ha librado en el campo y las ciudades han tenido desarrollo; eso quiere decir que ahora toca mirar hacia lo rural. Esa deuda tiene que empezar a pagarse con la posibilidad de perdón, de reconciliación y una mirada hacia el futuro del país.

¿Dónde mira más el estudiante colombiano, a Norteamérica o a Europa?

A.L: Piensan en Estados Unidos y Canadá, pero mucho más en Europa y particularmente en España. Las universidades de Estados Unidos y Canadá son muy atractivas, pero es muy significativo el interés por España porque supone estar en el origen de muchas experiencias culturales.

M.C: Europa se está acercando a las universidades de América del sur con una disposición de colaboración y no de conquista. Somos pares académicos y estamos en una posibilidad de trabajo conjunto y eso también debe fluir hacia los estudiantes. Lo he sentido aquí durante estos dos días.

¿Se vislumbra una convergencia de modelos entre la universidad americana y la europea?

A.L: Europa tiene un avance en su concepción de cómo encadenar grado y postgrado. Nosotros estamos pensando en este tránsito. Nuestros profesionales están ahora sintiendo la necesidad de estudiar postgrados

M.C: El hecho de que el grado reduzca su duración implica una dinámica en la que la oferta de postgrado tiene que aumentar. Esto significa que debemos tener unas posibilidades de colaboración, de explorar con universidades del mundo. El hecho de tener alianzas abre el abanico.

“La universidad colombiana tiene que poner el conocimiento al servicio de los procesos sociales”