🎓 Audiencia con el Papa Francisco

En sintonía con la tradicional vinculación con el Papa que ha caracterizado a la Asociación Católica de Propagandistas (ACdP) desde su fundación, una delegación de ésta encabezada por su presidente, Alfonso Bullón de Mendoza, ha visitado a Su Santidad, el Papa Francisco I. 

Además de por el presidente, la comitiva estaba compuesta por el vicepresidente de la ACdP, José Masip, el miembro del Patronato de la Fundación Universitaria San Pablo, Marcelino Oreja, v el secretario del Centro de Madrid de la ACdP, Elio Gallego, y el director general del grupo CEU -al que pertenece nuestra universidad-, Javier Tello. 

Durante la audiencia, Bullón de Mendoza presentó al Santo Padre una rápida relación por las múltiples iniciativas y actividades que la ACdP y sus obras están llevando a cabo en los más diversos ámbitos de la vida civil y religiosa de España. Al hilo de esta exposición, el Papa formuló unas reflexiones de especial valor para todos los propagandistas. Además de congratularse tanto por la historia como por el presente de la ACdP, quiso el papa Francisco subrayar el renovado papel de la ACdP en los medios de comunicación.

En este sentido, el sucesor de Pedro advirtió de que, en muchas ocasiones, los grandes medios de comunicación de masas se ponen al servicio de una “propaganda” manipuladora, destinada a encubrir la verdad cuando no directamente a promover la mentira. Por el contrario, la propaganda que debe guiar a la ACdP, continuó el papa Francisco, debe ser aquella que nace de la verdad de las cosas, de una verdad que posee por sí misma un poder de convocatoria y de atracción sin necesidad alguna de estrategias manipuladoras. 

Tal como subrayó Francisco, la labor de propaganda debe ser límpida, sin subterfugios, siempre en términos propositivos y en una posición de apertura y diálogo con todos. A este respecto, puso como ejemplo la transición política española a la democracia como paradigma de diálogo y búsqueda de reconciliación. 

En suma, propuso una fidelidad a la verdad y, por tanto, al Evangelio de Jesús, que tan paradigmáticamente encarnó el apóstol San Pablo. Esta coherencia implica resistir a la tentación de estar “a la moda” y de “adaptar” la fe en Cristo a la mentalidad mundana, y, al mismo tiempo, una oportunidad de encuentro y diálogo con todos.