🎓 Comprender la pobreza desde la óptica de la mujer

Entender la pobreza y actuar eficazmente sobre sus causas requiere abordarla desde una perspectiva de género. Si no se hace así, se corre el riesgo de adoptar una visión meramente descriptiva e incurrir en políticas públicas que no actúen sobre un factor principal de la pobreza de nuestras sociedades: “Sin la perspectiva de género, la comprensión de la pobreza es insuficiente”.

Hay que partir del hecho de que “hombres y mujeres sufren de manera distinta la pobreza; es decir, el género es un factor que incide en la pobreza, como la edad, la etnia o el origen geográfico”, señala la directora de la Cátedra de Economía Solidaria, Carmen Parra. 

Este motivo la lleva a argumentar que la pobreza no debe ser estudiada como algo ajeno a la noción de género. Son fenómenos muy conectados, y así deberían ser contemplados para la adopción de políticas públicas. De otro modo, “se concebiría y mediría mal” la realidad, y la inversión pública, lejos de conseguir su objetivo, podría llegar a “atentar contra la equidad y contribuir a perpetuar la pobreza”.

En el discurso de Parra, igualdad y acción contra la pobreza aparecen como vectores estrechamente interrelacionados. Así, desde su punto de vista, es posible distinguir aspectos de las políticas de género que tienen importancia estratégica desde el punto de vista de la superación de la pobreza: la conciliación, el empoderamiento, la autonomía económica, los derechos sexuales o la participación de las mujeres en la esfera sociolaboral. 

Políticas concretas

Sin embargo, desde las instancias políticas no siempre se ha incorporado esta visión. Sin ir más lejos, “la estrategia Europa 2020 desarrollada en la Unión Europea no ha tenido presente un diagnóstico de género”, observa Parra. A pesar de ello, sí que se ha iniciado un “estudio exhaustivo sobre la pobreza, conectando el género con otras categorías de desigualdad, y poniendo el acento en grupos de mujeres más vulnerables”, concede esta experta. 

Por otra parte, Carmen Parra también alude a la “escasa capacidad” que han demostrado los estudios de género para “formular propuestas respecto del diseño de políticas”. Una realidad a la que se une “la debilidad institucional” de la mujer, lo que dificulta la consolidación y continuidad de dichas políticas. 

Entre los retos a corto plazo que señala esta especialista está la vinculación de las políticas de crecimiento económico con las políticas de empleo e igualdad de género, la evaluación de los programas contra la pobreza desde el punto de vista de la expansión de los derechos de la mujer, la integración de las víctimas de violencia en programas contra la pobreza o la mayor presencia institucional de las mujeres. 

Todas estas consideraciones forman parte del capítulo "La feminización de la pobreza", que Carmen Parra firma en la tercera edición de la revista Parrac Solidari. Les dones pioneres de l’economia solidària, editada por el Ayuntamiento de Barcelona, el Observatorio de Economía Solidaria, la Fundación Trinijove y la Cátedra de Economía Solidaria.