🎓 “La resiliencia surge de un espacio interior que a menudo desconocemos”

En el contexto de las actividades de los grados de Educación y del grupo de investigación ‘Familia, Educación y Escuela Inclusiva’ (TRIVIUM), nuestra universidad ha recibido la visita de Stephanie Metzger, que ha conducido el seminario ‘Ve hacia ti mismo para ir hacia los demás’.

Fecha: jueves, 18 de mayo de 2023 a las 17:45h

“La resiliencia surge de un espacio interior que a menudo desconocemos”

En el contexto de las actividades de los grados de Educación y del grupo de investigación ‘Familia, Educación y Escuela Inclusiva’ (TRIVIUM), nuestra universidad ha recibido la visita de Stéphanie Metzger, que ha conducido el seminario ‘Ve hacia ti mismo para ir hacia los demás’. Esta médica, bailarina y poetisa es la creadora del centro ‘Nutrivida’. Tiene su sede en Ginebra, pero, en realidad, se ubica en la encrucijada entre el arte, la salud y la cultura. Metzger es una mujer de frontera y no es extraño que trate de sacar provecho de este cruce de caminos para encontrar una vía de resiliencia a través del autoconocimiento. 

¿Cómo es que una ginebrina habla un español tan rico?

Mi español es un español porteño. Nací en Ginebra, pero con año y medio me fui a vivir a Argentina. Soy multicultural. 

¿Ese recorrido vital ha influido en tu manera de ver las cosas?

Mucho. Desde pequeña me vi haciendo puentes. Puentes interculturales, entre diferentes continentes. Es lo que me llevó a mi amor por la transdisciplina. El no quedarme en el marco de una sola disciplina. Por lo general, las respuestas de una disciplina las encuentro en el campo que está al lado. Me gusta pensar en la frontera como oportunidad para trascender, para cuestionarnos nuestros puntos de vista. 

¿Tienes claro el momento en el que asumes que tu lugar está en lo limítrofe?

Yo soy médica de formación, pero siempre me gustó bailar. Siempre estuve muy conectada con esto. Al mismo tiempo, ya de estudiante, me interesaba la salud pública y la espiritualidad relacionada con lo médico.  Me di cuenta de que con lo que aprendía en la Facultad de Medicina no tenía suficiente, que tenía que ir a buscar desde el ámbito de la espiritualidad y la creatividad. Descubrí que podemos aunar la danza y la poesía para ir hacia la práctica contemplativa de danza-poesía que ahora trabajo. 

¿Qué tipo de danza has practicado?

Flamenco, clásico, contemporáneo, tango…

El caso es bailar…

En mi familia siempre se bailó, así que lo mamé desde chiquita. Es una manera de expresar alegría y unidad. Me encanta ver la felicidad en el rostro de las personas con las que estoy bailando. Todo el trabajo que hago con la danza es por medio de la llamada conciencia corporal. 

Es una dimensión que la mayoría desconocemos ¿Somos todavía muy analfabetos respecto del lenguaje que expresamos con nuestro cuerpo?

No desarrollamos todo lo que podríamos desarrollar. No somos un cerebro con dos patas, sino una caja resonadora. Cuando comprendemos que somos materia y vibración, podemos hacer una lectura más completa de lo que somos. Tenemos mucho potencial a través de la percepción, pero no somos conocedores de eso y no lo desarrollamos plenamente. Muchas veces, nos sucede que escuchamos desde el intelecto y emitimos un juicio, pero, si vamos a la resonancia del cuerpo, ese juicio puede matizarse. 

Somos demasiado racionalistas, demasiado literales…

Tenemos muy desarrollado el hemisferio cerebral izquierdo, cuando también tendríamos que desplegar el derecho, que tiene que ver con las emociones, con la intuición, con la imaginación, con la creatividad. Es importante. 

Antes has hablado de expresar alegría a través de la danza ¿Podemos también sacar a bailar nuestras tinieblas interiores?

Por supuesto. Es fundamental. Por ejemplo, el tango es una melancolía que se baila, que se camina. Bailar es una manera de expresar lo que uno tiene.

Y, de repente, uno se conoce

Exactamente, por eso parto del LAK-LEK arameo: ve hacia ti mismo para ir hacia los demás. Es ir hacia ese espacio interior de autoconocimiento. El ave fénix debe surgir de ahí, de ese lugar muchas veces insospechado, porque, muy a menudo, desconocemos nuestros recursos. Esto tiene que ver con la resiliencia, acceder a este espacio para saber cuáles son nuestros recursos. 

Sólo así se puede hacer frente a los vaivenes de la vida

Es fundamental poder leerse a uno mismo para poder leer lo que nos circunda. Leer los otros, siempre en esta búsqueda de unidad con uno mismo y con los demás.

Bailas y escribes poesía, y lo presentas como si fueran caras de la misma cosa ¿Se podría también bailar un ensayo o una novela?

Creo que sí. No lo he hecho, aunque sí he tenido la experiencia con el teatro. He puesto en escena la interpretación de un acto de 'La Danza de las Astropartículas', una obra escrita por mi. En todo caso, con el ensayo o la novela, se podría, eligiendo párrafos, pasajes. Yo heredé la poesía de mi abuelo, que era un gran poeta. En realidad, la poesía la conocí después que la danza y fue más tarde cuando las reuní. 

Danza y la poesía son dos grandes ventanas que abres hacia las verdades interiores

Exacto. Es conectar con uno mismo para arraigar y después poder proyectarse hacia los demás.

Todo esto lo trabajas en ‘Nutrivida’. Un centro donde, además, añades el ingrediente de la nutrición

Soy médica especialista en nutrición. Se llama ‘Nutrivida’ porque desde la danza y la poesía se nutre el alma. Esta plataforma es la sede del estudio transdiciplinario entre scel arte, la cultura y la salud. 

Da la impresión de que propones un proceso que necesita tiempo ¿Disponemos de él en la sociedad actual?

Hay una carencia en la sociedad. Estamos en la lógica de lo rápido. Con las redes sociales, enviamos un mensaje y esperamos respuesta inmediata. Hay una percepción del tiempo diferente a la de hace décadas. Estamos en la cultura de lo instantáneo, pero el viaje del autoconocimiento lleva tiempo. Además, tenemos que atravesar las diferentes edades. Cada edad de la vida trae lo suyo, con diferentes cuestiones a integrar. En nuestro organigrama, deberíamos consagrar un lugar para el tiempo. Una de las personas con las que bailo ha reservado en su agenda un tiempo para la nada ¡Me pareció fabuloso! Es ahí cuando surge la imaginación, lo simbólico, lo metafórico, la espiritualidad. 

Son espacios de resiliencia ¿Tenemos una cultura resiliente?

La vamos haciendo a tumbos. Cada cuál con los recursos que tiene. Por eso es importante el trabajo de autoconocimiento. Cuanto más se pueda hacerlo, más recursos se van a tener.
 

“La resiliencia surge de un espacio interior que a menudo desconocemos”