🎓 San Juan, una fiesta conectada con la vida

Como el Pijoaparte de Marsé, entre el confeti y las brasas de las hogueras, así amanecerá el día 24 de junio, festividad de San Juan. Ha sido así desde tiempos remotos, la onomástica del Bautista, conserva gran parte de los ritos que caracterizaban a la fiesta prerromana por el solsticio de verano.

Fecha: martes, 22 de junio de 2021 a las 16:15h

San Juan, una fiesta conectada con la vida

Como el Pijoaparte de Marsé, entre el confeti y las brasas de las hogueras, así amanecerá el día 24 de junio, festividad de San Juan. Ha sido así desde tiempos remotos: la onomástica del Bautista conserva gran parte de los ritos que caracterizaban a la fiesta prerromana por el solsticio de verano.

En aquellos tiempos previos a la romanización, explica el profesor de Historia de la Universitat Emili Boronat, se trataba de una festividad que apelaba a la “la tierra, los ciclos de las estaciones y las cosechas; era una celebración de la vida”. Por eso se fijaba en el día con más horas de luz sol, que era “el astro de la vida”. En el fondo, era una expresión de “toda el ansia de vida que inicia el ciclo del verano”. 

Continuidad de elementos prerromanos

La tradición cristiana, prosigue Boronat, es fiel a este espíritu y lo canaliza hacia la “exaltación de la fuente de la vida, que es Cristo”. El cristianismo ve “semilla de verdad” en las inclinaciones religiosas de las civilizaciones antiguas. Por esta razón resulta lógico que hayan sobrevivido todos los elementos de la fiesta pagana. 

Entre ellos, el protagonista principal de la noche, el fuego: “El fuego significa el deseo de hacer prevalecer todo aquello que es vida”. La vida, añade Boronat, está encarnada por el día, y el fuego es la forma “de hacer presente durante la noche la fuerza del fuego solar”. El objetivo: “Hacer que el día venza a la noche”. La misión de las hogueras es dar luz durante toda la noche. Asimismo, el alba del día 24 ha de encontrar a todo el mundo despierto. 

La concepción pagana y la cristiana también comparten el espíritu de renovación. Con la llegada del verano muta la naturaleza. “Se recogía todo lo viejo y caduco para echarlo al fuego, así como muere el invierno, también se queman las cosas viejas”. En el fondo, “el anuncio del Mesías” contiene un mensaje parecido, y el encargado de difundir esta noticia fue el propio san Juan Bautista, destaca Boronat. 

Simetría con la Navidad

Es un anuncio trascendente que justifica que la tradición cristiana haya concedido suma importancia a la festividad de San Juan Bautista. No hay más que echar un vistazo al calendario para comprobarlo. El día de San Juan guarda una perfecta simetría con el nacimiento de Jesús: “San Juan es el precursor, el que anuncia que aquel que se dispone a bautizar es el Mesías”. Y, como precursor que es, “nace antes”. Concretamente, medio año antes. “Si dividimos el año en dos mitades de seis meses, vemos que un nacimiento, el de Jesús, coincide con el solsticio de invierno, y si miramos el del Bautista coincide con el solsticio de verano”. 

Así, desde muy pronto la fiesta litúrgica de San Juan Bautista se instala con entidad propia en el calendario cristiano. Su inclusión como festividad fue “prácticamente al mismo tiempo que la Pascua y la Navidad. Al margen de estas dos fiestas, la del nacimiento de san Juan el Bautista fue la primera que adquirió un carácter solemne”, subraya Boronat. 

La fiesta mira al campo

La celebración de Sant Joan está ampliamente documentada en la ciudad de Barcelona. Los testimonios de la fiesta en la Ciudad Condal se remontan al siglo XV, con descripciones escritas de la utilización de la pólvora y los petardos. Igualmente, las restricciones no son exclusivas de estos anómalos tiempos de pandemia. Se conocen decretos del Consell de Cent del siglo XVI “para impedir que las hogueras tuvieran lugar dentro de la ciudad”.

Sin embargo, el festejo está simbólicamente ligado al campo, a lo rural, a una sociedad que baila y celebra antes de acometer las tareas agrarias más duras: la cosecha, la vendimia o la siega. De este origen agrario viene la costumbre de recoger, en torno a San Juan, las hierbas aromáticas: “Todos sabemos que hay muy pocos días para coger la tila, porque la flor del tilo se cierra y ya no sirve para hacer la infusión”. 
 

San Juan, una fiesta conectada con la vida