🎓 Semana de interculturalidad en Augsburgo

Los viajes no comienzan cuando despega el avión, suena el silbato del tren o ruge el motor del coche. Una de las partes más excitantes de viajar está en ese lapso que va desde que se concibe la marcha hasta que se cierra la última hebilla de la maleta. 

Fecha: viernes, 08 de abril de 2022 a las 18:45h

Una semana de interculturalidad en Augsburgo

Los viajes no comienzan cuando despega el avión, suena el silbato del tren o ruge el motor del coche. Una de las partes más excitantes de viajar está en ese lapso que va desde que se concibe la marcha hasta que se cierra la última hebilla de la maleta. 

La estancia que acaba de realizar en Augsburgo Marisa Vázquez (directora de estudios de los grados de Educación) comenzó a gestarse en 2018 y 2019. En el marco de un convenio de colaboración que nuestra universidad tiene con la de Augsburg, varios profesores de este centro estuvieron en Barcelona. Se tejieron relaciones académicas y personales que pusieron el poso del deseo de devolver la visita. 

La inquietud estaba allí, y el modo de concretarla fueron las becas Erasmus. “Esa fue la forma de canalizarlo. La beca ofrece la ventaja de una financiación que, si te organizas bien y te dejas guiar por la gente de allí, da para muchas cosas”. Respecto a los trámites burocráticos, sólo hizo falta llamar a la puerta de la International Office y ponerse en manos de Fanny Abela y Małgorzata Śmigiel. “Ellas lo hacen todo de forma espectacular”. 

Tampoco fue mala la acogida que tuvo a su llegada a Augsburgo. El desplazamiento desde Munich  ya lo hizo junto a Miriam Sajeta, una de las profesoras del  Centro de Idiomas e Interculturalidad de la Universidad de Augsburg. Allí esperaba Francesca Angrisano, la coordinadora del área de español de este centro. .

Al idioma a través de la cultura

El viaje había pasado de la expectación a la experiencia. Había una semana por delante para involucrarse en la vida del Centro de Idiomas e Interculturalidad. El interés resultó más que justificado: Pudo asistir a una manera de afrontar la enseñanza de idiomas “a partir de los intereses del estudiante”. No es que se enseñe una lengua, es que se aprende un idioma mientras se reflexiona sobre la historia, el arte, la literatura o el arte. 

Describe Marisa Vázquez cómo la función de los docentes consistía en dar paso a las expectativas de los estudiantes. “Sí que se les hacían propuestas, pero luego los estudiantes lo llevaban a su terreno. Y Miriam tenía recursos personales y docentes para responder”. Así, las conversaciones versaron sobre temas de actualidad como el Día Internacional de la Mujer, la riqueza en los países de habla hispana, migración e interculturalidad e identificación de las emociones. 

Marisa aportó la visión de Barcelona como entorno cosmopolita y una reflexión sobre los emigrados españoles a Alemania durante la posguerra, en el contexto de un coloquio sobre procesos migratorios y riqueza lingüística. Pero, fundamentalmente, lo que hizo fue “involucrarse en todo lo que hacía Miriam”. 


No se concibe el no moverse

Del grupo de estudiantes, destaca la diversidad cultural y su nivel de implicación. Recuerda con afecto a Felix, que por su formación de actor “hablaba español de forma teatralizada”. También habla de Samuel, un alumno de estudios culinarios de padre sirio y madre italiana. En él se reflejaba la vocación multidisciplinar y multicultural del Centro de Idiomas e Interculturalidad de la Universidad de Augsburg. 

“Eran gente muy preparada y, por lo general, de fuera de Augsburg. En Alemania no se concibe el no moverse, lo tienen muy naturalizado. En este sentido, es como en Estados Unidos”. 

Saca lo mejor de uno

No todo fue actividad docente. A partir de las dos del mediodía, cobraba protagonismo la parte de las relaciones humanas, tan importantes para que fructifiquen las académicas. Los anfitriones fueron “muy generosos. Te pasean, te agasajan, cenan contigo todos los días…”. El hecho e intensificar las relaciones sociales con gente de otros países también supone un reto de este tipo de estancias. “Te fuerza a sacar lo mejor”, reconoce Marisa Vázquez. 

Y Augsburg también contribuye a hacer grato el desplazamiento. Es una ciudad “tranquila, cosmopolita, con canales y molinos, en la que se puede pasear porque casi no hay circulación ¡Tenéis que ir!”. 

Posiblemente, ya no volverá allí en el marco de estos intercambios internacionales, pero ya tiene fijado el destino para la próxima experiencia: Irlanda, en Maymooth. “Me interesa mucho la oferta que tienen de educación inclusiva. Y, si no, en Volda (Noruega)”. 

Y recomienda que tanto profesores y personal aprovechen esta oportunidad. Se puede ir para dar clase (teaching) o para observar y aprender otras formas de trabajar (training). En cualquier caso, “enriqueces tu aprendizaje, desarrollas competencias y conoces otros países. Yo repetiré en cuanto pueda”, asegura.

Una semana de interculturalidad en Augsburgo