🎓 La vida no puede ser un corta y pega

El año de pandemia que llevamos sobre nuestras espaldas ha sido duro, pero no es un tiempo “perdido”. No lo es en la medida que esta adversidad haya servido para afrontar de forma consciente la pregunta sobre el sentido que tiene nuestra vida. 

Fecha: miércoles, 17 de marzo de 2021 a las 14:30h

La vida no puede ser un corta y pega

El año de pandemia que llevamos sobre nuestras espaldas ha sido duro, pero no es un tiempo “perdido”. No lo es en la medida que esta adversidad haya servido para afrontar de forma consciente la pregunta sobre el sentido que tiene nuestra vida. 

Como ha señalado el responsable de Acción Social de Cáritas Diocesana de Barcelona, Eduard Sala, “de una forma bestial, la covid-19 ha venido a recordarnos que la vida no puede darse por descontada”. Ante esta realidad, sobreviene la pregunta sobre qué estamos haciendo con nuestra vida, porque hay mucha gente que se limita simplemente a pasar por ella: “Mucha gente vive la vida como si fuera una especie de corta y pega”. 

Durante un encuentro mantenido con estudiantes de los grados de Educación, ha insistido en la importancia de decidir de forma reflexionada y consciente “qué vida se quiere vivir”. Por eso, a la hora de hacer un balance personal de estos meses, la pregunta debe ser “¿qué has aprendido de ti mismo y qué has descubierto de ti mismo?”.

En cierta medida, la exposición de Sala ha sido una toma de conciencia general. Respecto a la crisis de la covid, ha llamado a levantar la mirada para darnos cuenta de que la estamos pasando en el “lado amable” del mundo. “En nuestro entorno, hay mucha gente que ha tenido que hacer frente a la situación sin ingresos, sin familia, sin ERTE, paro o ningún ahorro”, ha observado.

Injustamente culpabilizados

También ha querido reivindicar el papel de la juventud durante la pandemia, frente a las opiniones que le imputan gran parte de la responsabilidad por la segunda ola de contagios. “Habéis sido injustamente culpabilizados por algo que no era vuestro”, ha dicho con relación a la atribución de responsabilidades por la segunda ola. 

En un contexto que saca “lo mejor y lo peor” de cada persona o colectivo, entre los jóvenes ha habido mucho de lo primero. Un ejemplo fue la “importancia” del voluntariado joven en los primeros meses de la pandemia, cuando se recomendó a los mayores que se quedaran en casa, ha recordado el ponente. 

Debilidad del sistema de protección social

Sala también se ha referido a la onda expansiva de la crisis sanitaria en la sociedad: “Antes de la pandemia, una de cada diez personas o familias que requerían nuestra ayuda no tenían ningún tipo de ingreso, en abril y mayo esta proporción pasó a ser una de cada cuatro”. 

Ha hablado de personas a las que no llega el ingreso mínimo vital, ni la renta garantizada de ciudadanía (RGC) ni cualquier otro tipo de ayuda o apoyo familiar. La pandemia ha actuado en una sociedad que cuenta con una “protección insuficiente”. En este sentido, ha recordado que, durante meses, “muchos servicios sociales no contestaban”. Desde su punto de vista, una de las cosas que la crisis de la covid ha puesto de manifiesto es “la debilidad del sistema”.

La situación se agravó al coincidir con una “crisis de vivienda”: “Imaginad haber pasado el confinamiento con toda la familia en una sola habitación y sabiendo que, además, no podríais pagar el alquiler”. A ello hay que añadir otro factor de desigualdad latente que la pandemia ha sacado a relucir: “Hemos visto el factor de exclusión social que supone la brecha digital”.

La vida no puede ser un corta y pega