🎓 La vuelta al mundo fue una decisión

En los meses finales de 1521, tras haber encontrado el paso al mar del Sur, haber perdido a Magallanes y haber vivido diversas vicisitudes hasta llegar a las Molucas, la expedición liderada por Juan Sebastián Elcano se veía ante una disyuntiva: regresar a la península por la ruta del este o, por el contrario, tratar de volver por el oeste, adentrándose en el Índico. 

La segunda opción se presentaba más compleja. Los portugueses acechaban en las aguas próximas a las costas y las corrientes y vientos del Índico eran adversos a una navegación de levante a poniente. No había motivos aparentes para afrontar estos peligros, ya que el encargo real de conectar con las especias por el mar del Sur ya se había cumplido. 

Sin embargo, fue la opción por la que se decantó Elcano. “Se empeñó en ello, impuso su criterio y se erigió como el cerebro del camino de vuelta”, ha señalado Tomás Mazón durante su intervención en el congreso 500 Años del Océano Pacífico, organizado por la Universitat, la Asociación Española de Estudios del Pacífico y la Cátedra CEU Elcano Primera Vuelta al Mundo. 

“¿Por qué Elcano eligió volver sin hacer escalas y por aguas desconocidas?”, se ha cuestionado el autor de Elcano, viaje a la historia y promotor de la web Rutaelcano.com. Su tesis es que Elcano “buscó” deliberadamente completar la vuelta al globo: “Él quiso dar la vuelta al mundo”. De este modo, por voluntad propia, el marino vizcaíno “transformó una expedición de especiería en la vuelta al mundo”. 

La circunnavegación también podría haber servido para corregir los cálculos existentes sobre las dimensiones del planeta. Sin embargo, no fue así: “El viaje de Elcano no cambió la concepción sobre el tamaño del mundo”. Por ejemplo, pese a haber sido navegado ya enteramente, la cartografía posterior al viaje siguió presentando el océano Pacífico con la extensión que se estimaba previamente, pese a ser sustancialmente inferior a la real. 

Concretamente, el Pacífico que se imaginaba Magallanes era un 13 % más pequeño del real, según los cálculos de Mazón. Lo que sí sabía el marino portugués, y no compartió con toda su tripulación, es que para llegar a las Molucas habría que internarse muchas leguas en el mar del Sur. Esto explica que Magallanes “tardara tanto en alcanzar el Ecuador”. “Ya se esperaba que el Pacífico sería un mar grande”, ha comentado Mazón.  

Épico choque cultural

¿Qué sabían y qué desconocían los tripulantes de las naves de la Europa que habían dejado atrás? Esta es la cuestión que ha abordado en su ponencia el profesor de investigación del CSIC (Centro de Ciencias Humanas y Sociales) Alfredo Alvar. 

En su exposición ha puesto en contraste las dos realidades que paralelamente se dieron entre los años 1519 y 1522. Por un lado, el emperador Carlos V se enfrentó a la gran convulsión de la reforma protestante y, por otro, los navegantes se dieron de bruces con una experiencia igualmente desafiante: “Fueron a la búsqueda de novedades y las encontraron. El choque cultural que vivieron a diario fue épico”. Y todas esas novedades llegaban, tarde o temprano, al viejo mundo para poner en cuestión verdades consolidadas. “Cada día llegaban dimes y diretes que demolían el mundo antiguo”, ha subrayado Alvar.  

500 Años del Océano Pacífico

Con el propósito de conmemorar el quinto centenario del primer encuentro documentado entre europeos y habitantes del océano Pacífico, se celebra en Barcelona durante los días 3, 4 y 5 de septiembre el congreso 500 Años del Océano Pacífico. Se desarrolla en nuestra sede y cuenta con el patrocinio de Casa Asia y Mapfre, y con la colaboración del Instituto de Historia y Cultura Naval y COPE.