🎓 La alimentación sostenible ante su gran oportunidad

Hoy, 18 de junio, se celebra el Día Mundial de la Gastronomía Sostenible. Para posibilitar este concepto, que la mesa de nuestras casas y de los restaurantes que frecuentamos se nutran de productos sostenibles, se requiere un paso previo: disponer de un sector de alimentación y bebidas ajustado a criterios de sostenibilidad.

Fecha: viernes, 18 de junio de 2021 a las 17:45h

La alimentación sostenible ante su gran oportunidad

Hoy, 18 de junio, se celebra el Día Mundial de la Gastronomía Sostenible. Para posibilitar este concepto, que las mesas de nuestras casas y las de los restaurantes que frecuentamos se nutran de productos sostenibles, se requiere un paso previo: disponer de un sector de alimentación y bebidas ajustado a criterios de sostenibilidad.

Si entendemos la sostenibilidad desde una concepción amplia, que incluye factores medioambientales, sociales, culturales, económicos y nutricionales, hay que decir que “desgraciadamente, todavía no disponemos de un sector alimentario sostenible, a pesar de que existen iniciativas muy bonitas”, observa el director en España del máster en Food and Beverage Sustainable Entrepreneurship de la Universitat Abat Oliba CEU, Bram-Kees Trouwborst.

Sin embargo, la pandemia puede haber supuesto un punto de inflexión para los proyectos sostenibles de alimentación y bebidas. Según explica este especialista, esta crisis global ha evidenciado la importancia estratégica de contar con una cadena de abastecimiento propia, lo que conecta con una de las ideas centrales de la sostenibilidad alimentaria: la proximidad.

“Hemos vivido todos recientemente que la independencia de entidades y mercados lejanos puede resultar fundamental en tiempos de crisis”, observa Trouwborst. Así, observa que “se ha generado desconfianza en la seguridad de productos lejanos, en el sentido de cuestionar la sobreexplotación de las cadenas de producción o la dificultad de importación por aduanas cerradas”.

A todo ello hay que sumar el hecho de que, casi de forma obligada, la digitalización ha experimentado un impulso. “Los pequeños productores se han atrevido con apps o pedidos web para llegar al pequeño consumidor, al no poder usar los canales HORECA habituales, ya que la restauración estaba cerrada”. Paralelamente, los propios consumidores han aprendido que “comprar directamente, no solo verduras, sino carne y pescado, con un pedido online se ha vuelto una posibilidad real”.

El consumidor decide

Con todo, se ha afianzado la conciencia sobre lo determinantes que son las opciones de consumo. Como expone Trouwborst, “el consumidor ha empezado a entender que su decisión sí posiciona a su entorno. Antes, las start-ups locales se consideraban un experimento que generaba poca confianza, hoy se valora la valentía que conllevan y hay una visión colectiva de querer cuidar y potenciar nuestro entorno para no caer de nuevo en la deslocalización excesiva”. En este punto, la pandemia ha actuado como un acicate: “Hay conciencia del impacto que conllevaría un nuevo aislamiento en posibles futuras pandemias, que parece ser un riesgo recurrente en una economía tan globalizada”.

Esto viene a reforzar una corriente de fondo que ya venía creciendo. Así lo observa la directora del postgrado en Marketing y Comunicación Gastronómica y Enológica, Anna Riera: “Existe un interés creciente en las dietas y los productos healthy, en este sentido vemos un cambio en los hábitos de compra y esto representa una oportunidad de mercado para los productos con sello español”.

No obstante, como se ha señalado, para consolidar un sector alimentario sostenible quedan muchas cosas que hacer. El director del MFBSE señala alguna de las prioridades: la regulación de un etiquetaje “claro y coherente” por parte de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria, el apoyo económico y formativo a los proyectos sostenibles, el fomento de la cooperación entre todas las partes implicadas, la mejora del packaging y la apuesta por iniciativas prometedoras como el agroforestry, que “evita monocultivos masivos que generan desertización” y propicia una “horticultura diversa, tierras ricas y ecosistemas circulares”.

La comunicación es otro factor clave: “Para los pequeños productores la sostenibilidad es una vía muy importante a la hora de posicionarse mejor en el mercado y poder recibir una compensación justa. Es imprescindible comunicar a la hora de buscar clientes directos o retailers. No es suficiente tener una producción y una gestión sostenible si los diferentes actores no lo ven ni conocen su valor añadido”.

Cultura mediterránea

En efecto, “una buena estrategia de marketing y comunicación nos ayudará a acercarnos a estos consumidores que consideran la sostenibilidad como un valor en sus decisiones de compra”, apunta Riera. Esta especialista también relaciona la estrategia comunicativa de la gastronomía sostenible y de proximidad con un factor cultural: “La gastronomía española forma parte de la dieta mediterránea, que, en términos de alimentación, se basa en los ingredientes propios de la agricultura local, lo cual la convierte en una de las dietas más sanas y sostenibles”. Esto se traduce en hábitos de consumo que nos llevan a “comprar en los mercados locales de las ciudades españolas, que nos aseguran el abastecimiento de productos locales y de temporada”, expone esta experta.

¿Demasiado caro?

La comunicación también ha de contribuir a matizar la percepción de que la gastronomía sostenible es una opción cara. “A veces es así, es verdad. La importación de grandes volúmenes de ingredientes y productos hace bajar el precio medio. Por otro lado, trabajar una producción de calidad, de proximidad, muchas veces repercute en precios más altos”. Sin embargo, añade Trouwborst, “deberíamos poner en valor también el precio que tiene nuestra salud e invertir bien en ella, por lo que comemos y por lo que dejamos de contaminar nuestro entorno”.

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